Con la mirada anclada en el horizonte imagino por un momento que me despierto en un tiempo lejano que no es el mio , en aquella época llena de romanticismo. Mi mano derecha sostiene hábil un fino pincel que presiono levemente con las yemas de los dedos. Con un ligero y rápido movimiento de muñeca empapo el pincel en el color gris plata de la paleta , con tonos de atardecer, que sujeto con la mano izquierda. Sobre un lienzo blanco imaginario primero pinto las nubes, algunas las estiro hasta que pierden su forma , otras las dibujo como si fueran trozos de algodón que vuelan entrelazados con el susurro del viento.
El centro de la pintura es para la tierra llana, las suaves colinas y los campos inclinados, los árboles negros que crecen agrupados y los que extienden sus ramas en solitario.
Y en la orilla pinto el mar que no es mar, tan grande como el cielo, tan sereno como su reflejo, tan desdibujado como lo que veo a través de una lágrima.
Poniendo el sentimiento en cada trazada, abriendo el alma al deseo de crear, dejando a los pensamientos planear …. Simplemente imaginando .
qué poetico !!!
jejejeje, has visto ? Un besote María
Preciosa la foto y el texto que la acompania…
y, ahora, además, poetisa!!no paras de sorprendernos! 😀